Lara Almarcegui, Guía de descampados de Sao Paolo, 2006.
sábado, 30 de octubre de 2010
"Paisaje intersticial" en la Maestría en Desarrollo Urbano. Universidad Iberoamericana.
sábado, 23 de octubre de 2010
¿Homenaje o plagio?
sábado, 16 de octubre de 2010
El valor de la memoria.
Aunque reconozco que mi memoria no es mala, soy capaz de acordarme de una gran cantidad de datos e información mientras doy carrera a las once diferentes materias que cada año imparto en el Posgrado de Arquitectura de la UNAM, además de mis investigaciones personales y las de mis tutorandos, de las cuales he de llevar el hilo conductor, entre otras muchas cosas como leer por lo menos un buen libro al mes y realizar estas reflexiones para compartir con mis amigos por email.Sin embargo, reconozco que actualmente, la memorización de textos en el ámbito escolar ha perdido mucho sentido. ¿Para qué memorizar lo que aparece a golpe de Google? O dicho en otras palabras “In Google we trust”. Así pues, cada vez más, se premia el razonamiento o la composición frente a la pura enumeración o repetición de loro. Y eso está bien: pensar es más importante que memorizar.Pero ¿memorizar tiene algún valor?La profesora Maryanne Wolf narra la siguiente anécdota sobre los motivos de una persona para forjar en el yunque de su memoria algunos datos escogidos:La abuela judía de ochenta y seis años de mis hijos, Lotte Noam, desconcertaría a las futuras generaciones. Apenas hay ocasión que no sea capaz de citar de manera pertinente un poema de tres estrofas de Rilke, un pasaje de Goethe o un pícaro verso humorístico, para infinito deleite de sus nietos. Una vez, en un ataque de envidia, pregunté a Lotte cómo era capaz de memorizar tantos poemas y chistes. Ella respondió con sencillez: “Siempre quise tener algo que nadie pudiera quitarme si alguna vez me metían en un campo de concentración”.
Los neurocientíficos no han podido constatar aún qué implicaciones tendrá en las generaciones futuras la cada vez menor necesidad de memorizar textos y el apoyo en prótesis memotécnicas más sofisticadas.
Así que, por si acaso, escoge uno o dos poemas, o lo que quieras conservar, tal y como lo hizo Lotte Noam, y memorízalos para que nadie pueda manipularlos, borrarlos o robarlos. Al menos no podrán quitarte eso si te condenan en un campo de concentración.
Dra. Consuelo Farías-van Rosmalen.
martes, 12 de octubre de 2010
VI CTV | Recuperar las ruinas. Espacio público y prospectiva del paisaje post-industrial de Mexicali.
El acelerado crecimiento de la ciudad de Mexicali, tan evidente durante las últimas décadas, ha provocado un crecimiento disperso hacia la periferia así como el despoblamiento de algunas áreas centrales: grandes baldíos, percibidos como alegoría de su paisaje desértico; estructuras arquitectónicas abandonadas; predios rústicos y fincas otrora rurales que han quedado deshabitadas, queriendo reclamar un retorno a su imagen pintoresca. Este tipo de lugares cohabitan el mismo territorio de la ciudad ordenada y dinámica, constituyendo en suma el paisaje intersticial característico de la ciudad. Son también las zonas industriales en obsolescencia las que se han acumulado en esta urbe fronteriza, reliquias de la modernidad que emergen intermedias de la parte densa del tejido urbano, representando un inminente posfordismo.
Por otra parte, el porcentaje de superficie dedicada a las áreas verdes con respecto al total del área urbana de esta ciudad capital instiga a que las prácticas en torno a la arquitectura, el urbanismo y el diseño del paisaje reflexionen en torno a sus recurrentes estrategias de generación de espacio público, no solamente para que se mantengan atentas a las derivaciones del desarrollo urbano, sino pertinentes ante las condiciones de la naturaleza en este territorio, particularmente aquellas concernientes a la geología y al clima. Ampliando la mirada hacia la escala global podemos darnos cuenta de que las más recientes propuestas de la arquitectura del paisaje -en las que se hace un replanteamiento sustancial de la disciplina- son tendientes hacia el reciclamiento de estructuras urbanas, estos proyectos apuestan por la recuperación de los vacíos urbanos y de los denominados “sitios tóxicos” en virtud de que emerjan nuevas centralidades, constituyéndose también nuevos espacios públicos. En este sentido, cabe la oportunidad de reflexionar en pos de la recuperación de las áreas industriales que esta ciudad nos ha venido presentando como residuo; la preocupación por estudiar esta suerte de grietas urbanas motivaría a que -prospectivamente- estos sitios conformen en suma un nuevo sistema de espacios abiertos. Asimismo, puede considerarse la factibilidad de que dichos lugares, tras su exitosa reconversión, se constituyan como patrimonio para nuestra ciudadanía. Tal potencial traería consigo un vigor regenerativo, no solamente material, sino humano; no sólo acogido por los alcances de la arquitectura o el diseño urbano, sino dócil ante un modo distinto de contemplar y habitar lo intersticial.
De este modo, la ponencia procura una estructura conformada básicamente por tres partes: un relato inicial que, con el esbozo de una reseña histórica encuadrada en el crecimiento urbano, nos acerque a la génesis de los paisajes post-industriales en Mexicali; posteriormente, se presenta una aproximación a las inquietudes teóricas de vanguardia que han aportado diversas disertaciones en torno al fenómeno de los también llamados terrain vague, procurando contextualizar dichas perspectivas al caso en cuestión y, finalmente, más que constituirse una propuesta concluyente ante la problemática, se construye una plataforma reflexiva y abierta que sirva de base para la formulación de futuras estrategias.
miércoles, 6 de octubre de 2010
VI CTV | Mesa temática 3: Las TIC en la arquitectura y el urbanismo. Representación, visualización y modelado de la realidad.
viernes, 1 de octubre de 2010
Relato inédito II: "Las batallas en el desierto" La memoria arquitectónica como mecanismo de defensa. (Revisitando la obra de José Emilio Pacheco).
Oye, Carlos, ¿por qué tuviste
que salirte de la escuela esta mañana?
Oye, Carlos, ¿por qué tuviste
que decirle que la amabas, a Mariana?*
Las batallas en el desierto, obra del escritor José Emilio Pacheco, exhibe una fascinación por conectar los hechos de manera inseparable con lugares concretos, lugares que existen -o existieron-, paisajes urbanos que hoy en día no pueden negar sus preexistencias: calles, arquitecturas, barrios; imágenes vagas de aquello que hoy son vestigios, fragmentos del imaginario que sólo quienes pueblan estos territorios podrán dar testimonio, hacer mitos o construir leyendas.
Leyendas como la de Mariana; como la de Carlos; como la mía que al cumplir diez años de edad emigro al noroeste del país, aunque mi infancia quedó realmente instalada en una colonia de la Ciudad de México; fue cuando cambié de escuela, de amigos -incluso de familia-, de calles para jugar, de luces y de sombras... Hoy, 18 años después, regreso; aquel paisaje dista un tanto de ser el mismo de hace casi dos décadas. La nostalgia me invade por que los que habitan aquel lugar, preservado como tal ya sólo en mi memoria, ya no es el mismo; yo ya no soy el mismo. Así, en la cartografía de José Emilio Pacheco se ha borrado la noción de permanencia.
Se es consciente que la ciudad cambia, se renueva; algunos de sus destinos han muerto para dar vida a otros. Recordar la melodía de algún bolero de antaño, se liga con la imagen de alguna esquina de “la Roma”; cruzar hoy una avenida, recuerda el paso de aquel tranvía por Insurgentes que dista mucho de asemejarse al metrobús de nuestros días.
Es interesante darse cuenta que, como una suerte de mecanismo de defensa, nos resistimos al cambio, por bruscos o sutiles que estos puedan ser. Carlos jamás aceptó la muerte de Mariana… el derrumbe de aquella habitación en la cual fue declarado su prematuro amor ante ella… el colapso de su otrora escuela. Todo esto, relatado en un lenguaje coloquial aderezado con acontecimientos de la vida política del país, así como de retratos de la familia mexicana, se coloca a la novela lejos de cualquier ficción.
Así también, resulta en algo gratificante descubrir que dentro de estos territorios del arte, la arquitectura tiene sobre las historias y sus personajes (protagonistas o antagonistas) una pregnancia inigualable a cualquier otra expresión.
Una vez más, la arquitectura constata su vocación -parafraseando a Octavio Paz- como testigo insobornable de la historia...
*Fragmento de la canción “Las batallas” (Café Tacvba, 1992).
**El texto fue preparado para la clase "Arquitectura, arte y sociedad", impartida por el Arq. Felipe Leal dentro del programa de Maestría en Arquitectura, en la Facultad de Arquitectura de la UNAM. México, D.F., septiembre de 2006. La fotografía corresponde a la imagen actual del edificio en el cual viví los primeros tres años de mi infancia, inmueble ubicado en la calle de Tlacotalpan, Colonia Roma Sur. México, D.F.