jueves, 20 de noviembre de 2014

La presencia de la FAD UABC en la 92 Reunión de la ASINEA





A finales del pasado mes de octubre se celebró la 92 Reunión de la Asociación de Instituciones de Enseñanza de la Arquitectura, teniendo como sede a la Universidad Autónoma de Nuevo León y como temática central "La responsabilidad social de la arquitectura en el contexto actual". 

Se conformaron tres mesas de trabajo: cada una cubriendo diversos campos de conocimiento en torno a la reflexión, la creación y la realización de la arquitectura. En esta edición y en el ámbito de la crítica, dos alumnas del último semestre de la carrera de arquitectura y quien escribe este Blog, profesor-investigador, representaron a la Facultad de Arquitectura y Diseño de la UABC con la ponencia "Reflexionando la vivienda: cuatro escalas para un posible actuar". Karen Martínez y Daniela Ruano fueron quienes presentaron el texto ante profesores, investigadores y estudiantes de diversas escuelas y facultades del país. 

Daniela Ruano y Karen Martínez presentando ponencia en las instalaciones de la UANL

La ponencia presenta una reflexión que aborda cuatro escalas implicadas en la vivienda: usuario, familia, comunidad y población, traducidas en ámbitos para un posible actuar desde el la arquitectura y el urbanismo (hábitat, casa, barrio y ciudad). La problemática no tendría que reducirse a un solo nivel, tampoco el aumento del radio de acción aseguraría un acierto: parecería que el fenómeno se asume de modo fragmentario. Los arquitectos tenemos injerencia transversal en estos cuatro ámbitos, todos atañen a nuestra responsabilidad social.
El individuo se convierte en el principal partícipe y es la entidad mínima que demanda, habita y transforma una vivienda; no obstante, se confronta con una estandarización regida por el mercado (imperando aspectos económicos). La casa como producto de parámetros homogéneos entra en conflicto ante las necesidades de confort, funcionamiento, así como de asignación de un valor material y simbólico, ¿qué capacidad tenemos los arquitectos para mediar esta tensión? 
En las últimas décadas, la sociedad mexicana ha experimentado transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales que han impactado en la estructura de los hogares; esto se ha manifestado en las diversas formas de conformar un hogar (monoparentales, unipersonales, reconstituidos, la tradicional familia nuclear, etc). Así, los metros cuadrados de construcción no tendrían que ser el objetivo principal por resolver en una vivienda, sino alcanzar cierta flexibilidad en el programa de necesidades ante las particularidades múltiples de cada familia, comprendiendo la complejidad de lo diverso. 
También, podemos percibir que cada vez es más común encontrarse con fraccionamientos cerrados que, si bien privilegian aspectos como la seguridad o el estatus, son el agudo reflejo de un imaginario del miedo. Así, las tan armónicas y habituales prácticas de muchas comunidades, conformadas en conjuntos habitacionales y expresadas en las áreas compartidas (parques, por ejemplo) –sea cual sea el nivel socioeconómico– han sido sustituidas por desolación, vandalismo, comercio informal, segregación y, desde otros niveles, derroche de energía.
Ante este panorama, ¿cómo afrontar estos desafíos desde la arquitectura, el diseño urbano y la planificación? ¿Será que este menester, aparentemente sólo de índole político, se atrinchera ante cualquier intento venido de una arquitectura “social”?

Solo me resta agradecer la confianza de Karen y Daniela, futuras egresadas que depositaron la confianza de un servidor para asesorar y orientar este producto, en la medida de mis posibilidades y con todas las limitaciones de mi accidentada agenda.



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