Esta semana que está concluyendo se llevó a cabo la exposición de trabajos semestrales presentados por los alumnos del quinto semestre de la carrera de arquitecto en la Facultad de Arquitectura y Diseño de la UABC.
En el contexto de las celebraciones que rememoran dos momentos fundamentales de nuestra historia resulta ineludible conformar un registro de aquello que hoy en día representa la cultura material; posiblemente, parte de ésta se constituirá como el patrimonio de las futuras generaciones. La arquitectura producida en los últimos años, como ingrediente de este bagaje colectivo, sirve de referente para dimensionar la trascendencia de las tan diversas inquietudes proyectuales que caracterizan al mainstream de la arquitectura en México: ¿Cómo se manifiesta la arquitectura 200 años después de de iniciada la Independencia y a 100 años de emprendida la Revolución?
La arquitectura es el testigo insobornable de la historia, porque no se puede hablar de un gran edificio sin reconocer en él el testigo de una época, su cultura, su sociedad, sus intenciones...Octavio Paz.
Los alumnos de la asignatura Análisis y Concepto Arquitectónico, materia que he impartido -con algunos recesos- en los últimos cinco años, establecen una narrativa que, basada en el estudio de diez casos localizados en distintos puntos de la geografía nacional, nos acerca al conocimiento de los componentes de un edificio, como primer paso hacia una visión crítica del fenómeno arquitectónico; así, esta muestra de láminas y maquetas que complementan la serie de exposiciones (presentadas en el aula) que abordan el exhaustivo análisis de las obras, evidencian que en esta fase de formación los futuros egresados observan al objeto arquitectónico en sus partes y como un todo, sin abstraerse de los aspectos generatrices del proyecto en el ámbito socioeconómico, en relación al lugar y al tiempo en que se encuentra la propuesta.
La selección de obras, un tanto aleatoria y quizá más empírica que concienzuda, nos permitió constatar que la cultura arquitectónica nacional sigue estacionada en un proceso embrionario, situación que contrasta en un país en el cual hay -disparadamente- más escuelas de arquitectura que en muchos países de Europa. No obstante, lejos de una postura derrotista, es importante no evadir la crítica, ni la visión retrospectiva, a la par de seguir picando piedra y adecuando el hábitat.
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