En las postrimerías de la fiesta que rememora la Independencia y la Revolución Mexicana aparece un hito -no monumento- entre las escasas superficies verdes del Centro Cívico de Mexicali. Desde entonces, la diversificada respuesta de la comunidad mexicalense no se hizo esperar para cuestionar: si el Estado estaba invirtiendo en esta intervención del espacio público, por qué no se había sujeto a un proceso transparente, por la vía del concurso. [Ver: ¿Monumento?] No obstante, hace un par de semanas salió un artículo de prensa publicado en el la página web del blog local Encuentro 29 en el cual René Acuña, Director Ejecutivo del Consejo de Desarrollo Económico de Mexicali, justifica este iniciativa:
El propósito de construir La Torre Bicentenario, se debe a la inquietud de un grupo de ciudadanos y empresas que dándose cuenta que en el año que cumple nuestro país doscientos años del inicio de su movimiento de Independencia y cien años del inicio de su Revolución, no existía en nuestra ciudad el reconocimiento a quienes con su sacrificio moldearon el rumbo de nuestro país, pero lo más grave era que a las futuras generaciones, los que ahora somos adultos, en esta fecha tan importante no les inculcamos con nuestra indiferencia el amor a la patria.
Recordemos que existen dos obras, entre algunas otras, que aluden -cada una- a dichos momentos de nuestra historia nacional: la estatua ecuestre de Vicente Guerrero ubicada sobre el Bulevar Adolfo López Mateos y la estatua del General Alvaro Obregón, localizada como remate visual en el cruce de la avenida del mismo nombre y la calle Julián Carrillo, misma que tiene como fondo el edificio de Rectoría de la UABC. El estado físico en el que se encuentran la decena de piezas, destacando éstas ya mencionadas por el contexto de la celebración en este 2010, podría llevarnos a pensar que hubiera sido más loable una iniciativa (igualmente privada, claro está) que se ocupara de un exhaustivo remozamiento o restauración de -al menos- estas dos figuras que tan visiblemente lo ameritan.
En el mencionado artículo periodístico, Acuña subraya que éste ha sido un proyecto con una notable respuesta; siendo así, parece paradójico que la reacción generalizada de la ciudadanía haya manifestado, con cierta insatisfacción, la puesta en marcha de este anacrónico emblema.
La entusiasta respuesta de nuestras empresas y ciudadanos se plasma en un placa conmemorativa y nos da gran satisfacción, pues un número importante respondió a la convocatoria, esto nos anima a seguir haciendo proyectos que embellezcan nuestra ciudad y con el tiempo transformarla en la mejor de las fronteras.
Siempre son bienvenidas las iniciativas que tengan como foco de atención al espacio urbano, ese que es público y sobre el cual quedan representados los atributos que caracterizan a la más auténtica colectividad; sin embargo, para lograr "hacer ciudad" no se debe rehuir del consenso.
Más fotografías en http://www.flickr.com/photos/63251806@N00/sets/72157625425401464/
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