viernes, 6 de mayo de 2011

Pompa y fanfarria para el futuro de sí mismo.






La conferencia que inauguró la 85 Reunión Nacional de ASINEA -que, por respeto a mis lectores y mi muy personal juicio, decido quitar el adjetivo de "magistral"- fue ofrecida por Alex Márquez. Antecediendo su discurso con un corto video en el que se alardeaba de ser el mejor conferencista de México y mostrando un repertorio de imágenes con un fondo cuyo carácter aludía más a un acto circense que a uno académico, el anunciado doctor, inició con una incómoda dinámica que -según lo anunció- invitaría a romper el hielo entre los miembros del auditorio (mi comentario sonará peyorativo o burlesco, pero realmente la pieza que anuncio la intervención del conferencista se escuchaba repleta de redobles de tambor y retumbar de metales).

Aderezando su presentación con comentarios jocosos en los que parecía mostrarse accesible a la decena de estudiantes, su plática estuvo dedicada al caso paradigmático de la ciudad de Dubai. Sin dimensionar apreciaciones en un tono que sonaba a "Si en Dubai se pudo, ¿por qué en México no?", exhibió las más seductoras pero también las menos completas postales de aquella ciudad: poco se refirió a las zonas marginadas o a las consecuencias de los impactantes procesos de urbanización de este "paraíso" de los Emiratos Arabes Unidos.






Citando cifras abrumadoras y apoyándose en una estadística de dudosa fuente, justiciaba la aparente fe ciega en lo que enunció como futurología. Asimismo, su forzado acercamiento de carácter motivacional parecía alejarlo más del público.

Después de algunas anécdotas de sus diversos viajes a aquel oasis de Medio Oriente, cerró su presentación con un video que animaba a los asistentes a visitar Dubai, destino favorito del paquete de seminarios y cursos que ofrece el Instituto de Investigación Empresarial del Futuro que ha dirigido desde hace varios años.

La conferencia culminó con una fanfarria que buscaba el aplauso del público...

La exitosa 85a Reunión Nacional de la ASINEA, la primera en mi trabajo como docente, dejó cultivados muchos lazos entre comunidades de estudiantes y de docentes, asimismo hizo evidente la calidad humana de los ciudadanos de la ciudad veracruzana de Coatzacoalcos y la gran capacidad de la Universidad de Sotavento para planear y lograr un evento de tal magnitud. Los más de 60 minutos de pompa y fanfarria para alguien que necesita autocelebrarse fueron una parte que el programa pudo haber omitido.

Confíen que en una próxima entrada abordaré los aspectos más relevantes del evento, no quise omitir este quejoso relato, disculparán ustedes.



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